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El blog de Woodsman

Paridas

Tetris

Tetris La partida progresa. A la vista están los errores que he ido acumulando, pero me digo que aún me queda tiempo para enmendarlos, que debo concentrarme en lo que está por caer y no en lo que ya ha caído. Tengo fé en que tarde o temprano llegarán las piezas que necesito y los huecos se irán llenando; pero el reloj sigue corriendo y esas ansiadas piezas no acaban de materializarse. El juego se acelera, el tiempo apremia, y mi margen de maniobra se reduce. A ratos, miro de reojo los huecos que he ido dejando y me escuece el recuerdo de las meteduras de pata que los provocaron. Si hubiera estado más espabilado, no me encontraría en esta situación. Más de una vez aparecieron las piezas correctas y yo no las supe reconocer, o me faltaron reflejos para buscarles sitio. Supongo que también pequé de despreocupado y de perezoso. Siempre di por hecho que me sería facil remontar; pero las cosas se ven de manera diferente ahora que los errores se amontonan, ahora que nos acercamos peligrosamente al techo.

El vaso medio vacío

El vaso medio vacío
A los 33 años, Alejandro Magno ya había conquistado medio mundo. Yo tengo 34 y ni siquiera me las he apañado para comprarme un piso. Me queda el consuelo de que si heredo la longevidad de mi padre, aún me quedan al menos 35 años de vida para conquistar el mundo.